martes, 15 de mayo de 2012

Capitulo 23.



Ibi.

Llegue al carrefour, y saque mi lista de la compra. Me miraban algunas chicas, seguro que han notado que nunca he venido a comprar yo sólo.
Lo primero que hize fui ir a por un carrito. Intenté sacar el carrito pero no podía. Empecé a cabrearme y a pegarle patadas mientras le hablaba.
Ibi: ¡Que salgas!
El carrito no salía.
Ibi: Tú lo has querido.
Empecé a darle tirones y tirones pero no salía. Una chica alta, y con el pelo recogido se acercó a mí.
X: ¿Necesita ayuda?
Ibi: Necesito fuerza.
Se rió. Daleó la cabeza para que no la viera, pero me di cuenta.
Ibi: Agarrate a mi cintura y estira conmigo.
Ella seguía riéndose. Le cogí la mano y se la puse en mis caderas.
Ibi: Venga, los dos juntos a lo mejor lo conseguimos.
Apartó las manos enseguida.
X: Pero señorito, es que...
Esta vez fui yo el que me reí para mis adentros. Señorito...
Ibi: Ni es que ni nada, que cambiéis ya los carros.
X: Déjame que te explique, este carro...
Ibi: ¿Y esas señoras? -Miré hacia unas señoras algo mayores que arrastraban el carrito lleno de comida- ¿Cómo que ellas tienen más fuerza que yo?
X: Que necesitas echarle dinero al carro.
Abrí mi cartera y le tiré un billete de cinco euros.
Ibi: A ver empezado por ahí.
Y tiré.
La señorita, que estaba dispuesta a ayudarme se rebuscó entre un pequeño bolsillo de su pantalón negro y metió cincuenta céntimos en una ranura del carro.
X: Esto.
Ibi: Ah. Uy, muchas gracias. Luego se lo devuelvo.
Nos despedimos con una sonrisa y ella se fue como si no hubiera pasado nada.
Y después me puse en marcha.
-Sal
-Agua
- Spaguettis y Macarrones.
- Verdura y fruta.
- Danones.
- Patatas fritas, palomitas.
- Champú y espuma para afeitar.
- Zumos.
- Refrescos.
Y muchisimas más cosas.
Me fuí en busca de la sal, recorría pasillo tras pasillo hasta que di con ella. La eche al carrito, y tache la Sal. Ahora a por el agua.
De eso si que me acordaba donde estaba así que fuí directo.
Tache el agua, y me fui a por la pasta. Día más vueltas que en las carreras de formula uno. Asi que tuve que preguntar.
Ibi: Oiga, ¿Sabe usted donde esta la pasta?
X: Sí, segunda fila del final.
Ibi: Gracias.
X: De nada.
Me aleje y me fuí lo cogí y tache eso de nuevo.
Y me fui para la zona de verdura. Había muchisimas mujeres charlando que si esto que si lo otro, así que decidi irme a por los danones.
Ibi: Estos son los del coresterol..., me lo llevo.
Eche danones naturales, flanes, helados de chocolate y una bolsa de arroz tres delicias. Pensé en el puto chino, ¬¬.
Y llegué a la zona de droguería.
Ibi: Espuma de afeitar...¡Hostia! Gillete, está es la que anuncia Alexis... pero un momento. Pero si el no tiene barba. Que timo.
La solte de nuevo y cogi otra que había roja.
Llegué hasta donde estaban los champus.
Había muchisimos... ¿Ph? Ah, esto es para la piel, me gusta. Lo eche al cesto...
De pronto sentí una voz de una chica.
Ibi: ¡Hostia que susto!
X: No como eh.
Ibi: Ya me imagino si no...
X: ¿Te ayudo?
Ibi: No hace falta, bueno sí. ¿MM, para lavarme el pelo y el cuerpo?
X: Toma este y este -Se los puso en la mano.
Ibi: Gracias, ¿Y para chica?
X: -La chica se le desiluciono la cara- Estos.
Ibi: Graacias, en serio.
X: Para eso estoy. ¿Algo más?
Ibi: No gracias...
La chica se fue, y yo seguí mirando..
Ibi: ¿Espuma georgi? Me la llevo, que Irene con el pelo rizado esta muy guapa...
Y empece a echar cosas a diestro y siniestro, cremas para las manos, los codos, para las piernas...
Cogí lo que me quedaba y me fuí para la cola.
Fuí corriendo hacía una que no había nadie y allí estuve, un rato...¿25 minutos? Que barbaridad, lo que tarda está chica en ir al servicio...
Y cuando me quisé dar cuenta en la de al lado no había nadie, así que me diirigi para allá, apenas tarde 12 segundos cuando se pusieron delante mía 3 personas.
Maldita sea, que lento soy.
Saque el móvil y empece a jugar un rato con él cuando una mujer con cara de pocos amigos me tocó el hombro.
X: ¿Tu eres el ultimo?
Ibi: ¿Como que yo el ultimo? La ultima es usted. No yo, que llevo aqui un montón de tiempo, al menos 3 minutos.
X: Sólo tengo esto -Me giré y llevaba un carrito más lleno que él mío- me dejas pasar? Es que tengo la comida puesta.
Ibi: ¿Deja usted la comida puesta y se viene hacer la compra de todo el mes, no?
X: Si.
Ibi: Lo siento pero es que tengo que hacer mnuchas cosas...
X: ¿No me deja?
Ibi; No, lo siento.
X: Maleducado, sinverguenza, ¿Asi cuidamos de los mayores no?
Ibi: Pero si usted tiene al menos 45 o asi, mayor es tener 78 tsé.
La mujer se fue a por otra cola, para ver si colaba.
Cuando se quisó dar cuenta ya le tocaba pasar sus cosas por caja.
La chica paso todas las cremas, la espuma y un par de pintauñas le miró.
Ibi: Es que tengo los codos resecos..., y el pintauñas no es para mi eh.
La chica se rió y sigió pasando las cosas, hasta que termino con todo.
Yo me quede mirando las puertas como se abrían y cerrada, me habia quedado empanado con una tontería cuando me di cuenta la chica estaba diciendome todo lo qe habia costado, así que saque el dinero y se lo dí. Me lleve el carrito, porque había muchas bolsas y cuando las meti en el coche regrese con el carro, enganche la ranura al siguiente carro dejándolos unidos y de repente salieron los cincuenta céntimos.
Miré para todos los lados, no me veía nadie así que cogí la moneda y me la metí en el bolsillo trasero con una risa maliciosa. Luego salí corriendo y me di contra la puerta transparente. Sí, esas que se supone que se abren solas.
Ahí la gente si me miró.
Ibi: ¡Que dinero robado ni que niño muerto!
Vi que la puerta se abrió y corrí hacia el coche.
Cuando miré el reloj se habían pasado ya mas de diez minutos y fui para casa. Aparqué el coche justo en frente de la puerta, abrí el maletero, cogí las bolsas y abrí la puerta como pude.
Ibi: ¡Ya está aquí el rey!
Irene: Corre elefante, huye.
Fui corriendo hacia ella y tiré las bolsas al suelo.
Irene: ¡Bestia! Los huevos.
Ibi: ¿Dónde está el elefante?
Irene: Ibi, es una expresión, ya sabes... Por aquello de que hizo el re...
Le corté.
Ibi: Que sí, que sí. -Le acerqué las bolsas a la cara- Que mira todas las cositas que he comprado.
Irene: Anda...
Me metí la mano en el bolsillo y rebusqué un rato.
Irene me miraba con mala cara.
Irene: Ahora no te vayas a sacar la minga.
Ibi: ¡Irene!
Irene: Perdón, perdón.
Le abrí la palma de la mano a Irene.
Ibi: Cierra los ojos.
Irene: ¿Para que quieres que cie...?
Le volví a cortar.
Ibi: Que cierres los ojos.
Cuando los cerró le puse los cincuenta céntimos que robé en la palma de su mano.
Ibi: Abrelos.
Irene se quedó mirándolos.
Irene: Anda, cincuenta céntimos. Ya había visto algunos, eh. Pero gracias.
Ibi: ¡Que no! Esos son especiales, porque son robados.
Irene: Te he dicho que no se roba a la gente.
Ibi: Yo malote total.
Al ver que la cara de Irene no era de total alegría me senté en el sofá a ver la tele. Y ella empezó a colocar las cosas. Después de media hora o así me llamó para que fuera a la cocina. Yo fui.
Irene: ¿Y los huevos, la miel y...? -Empezó a mirar las cosas- ¿Y la leche?
Cogí una caja de galletas que de por casualidad estaba a mi lado.
Ibi: ¡Aquí! -Se la arrimé en las narices.
Lo dije con ilusión.
Irene: En serio.
Ibi: Que sí. Todo en uno.
Irene: Te estoy hablando en serio.
Ibi: Y yo. Mira...
Le comencé a leer en voz alta con la caja otra vez pegada a su cara para que ella también lo pudiera ver.
Ibi: Contiene huevos, miel y leche.
Irene: ¡Yo te mato!
Estiró los brazos, como para agarrarme del pelo. Pero se lo paré al vuelo.
Ibi: Irene, como en los anuncios..
Irene: Ahora si que te mato.
Irene me comenzó a tirar del pelo, ella creía que no dolía, pero me hacía daño, así que no le dije nada por si acaso le molestaba. Aunque al que le molestaba era a mí.
Luego empezó a arrimarme los pies en la cara, ella tendida en todo el sofá y yo ahí, apretujado y colorado que no podía más.
Ibi: Irene, que me duele.
Ella seguía con sus pies dándome en la cara, en la barriga, en el culo...
Ibi: Que me haces daño Irene.
Al ver que no paraba le cogí los pies y empecé a hacerle cosquillas.

1 comentario: