sábado, 14 de julio de 2012

Capitulo 40. Te quiero, pero fuera de mi corazón.


Irene.

Después de llegar a Utrech, cogi el móvil y llame a mi hermano para que viniera a buscarme, ya que apenas tenia ganas de coger un autobús o un incluso taxi.
Estaba cansada y dolida por todo.
Quizás lo peor de todo era que ahora no tengo a nadie con quien compartir este mal momento…
En el poco tiempo que consegui dormir en el avión, tuve pesadillas, y la verdad que para haber soñado eso, mejor me fuera quedado despierta.
En nada apareció mi hermano…
Irene: Hola –Me abrace a él.
Adan: ¿Qué tal estás peque? –Me sonrió
Irene: Pues hecha una mierda, al verdad.
Adam: Tranquila no le pasará nada Papa, siempre sale de todo.
Irene: Ojalá, vuelva a salir.
Adam: Bueno, ¿Vamos al hospital?
Irene: Si, que quiero ver a Papa ya.
Después de abrazarme de nuevo, nos fuimos para el hospital donde estaba Steve, nuestro padre.
Mientras llegábamos al hospital, recordaba todo el camino, las casas, bueno más bien los bloques de pisos, y también esas tiendas a las que tanto había entrado hasta hace poco.
Sabía que Adam me miraba de reojo ya que esto era un poco doloroso para todos.
En nada llegamos al hospital subimos en el ascensor en silencio ya que había una pareja de ancianos en su interior, y no era cuestión de hablar delante de unos desconocidos.
Pero en cuanto salieron del interior del ascensor, vieron a Karen, con un semblante bastante serio.
Me quede parada a unos pasos de mi madre.
Karen: ¡Irene!  -Se acercó y me abrazo muy fuerte.
Irene: Hola mamá.
Karen: Que ganas tenía de verte, por fin te tengo aquí.
Irene: Si, ya me tienes aquí.
Adam: Está más gordita eh. –Dijo para animar un rato el ambiente.
Irene: Lo se, es que estoy estresada y cuando me estreso como.
Adam: Cierto.
Karen: Bueno Irene, a tu padre le ha dado un ataque al corazón, suerte que estábamos aquí, para ver unos análisis, porque sino, fuera muerto.
Esas palabras llegaron a lo más hondo de mi ser, y me mataron poco a poco.
Cada segundo me quitaba una pizca de vida, y lo peor de todo es que no tiene solución, o eso creo…
irene: No puede ser verdad…
Karen: Sé que duele mucho, pero es lo que hay.
Irene: No es justo, esta vida es una mierda, asco de todo.
Adam: ¿Quieres entrar hablar con él?
Irene: Ahora no, mañana vengo, tengo que irme….
Adam: ¿Dónde vas?
Irene: A perderme un rato…
Karen: No hagas nada de lo que te arrepientas luego Irene.
Irene: Tranquila no pienso suicidarme, por muy mal que vayas las cosas, hay que poner la otra mejilla, eso de suicidarse es ser un cobarde, y yo no lo soy.
Me di la vuelta y esta vez no me pare al ascensor, baje las escaleras a mi ritmo, y sin prisa.
Pensando en todo lo que me habían dicho en estos cinco minutos y en lo que me ha terminado de joder un poco más mi miserable vida.
La verdad es que apenas me di cuenta que ya no estaba en el interior del hospital sino de camino a mi lugar preferido, donde huía de los problemas, o mejor dicho, de cuando creía que no le iba a importar ni lo más mínimo a Ibi.
Me quité la chaqueta y la tumbe sobre el suelo, ya apenas había hierva…
Anochecía ya en Utrech, el sol comenzaba a salir en otra parte del mundo, mientras tanto la luna iba imponiéndose en el horizonte, justo cuando el viento hacía que mi cuerpo se estremeciera.
Agache la cabeza y comencé a llorar, mi vida se estaba desmoronando, y lo peor de todo es que no tiene ninguna solución.
Adam: Sabía que ibas a estar aquí. –Se sentó a mi lado.
Irene: Me conoces muy bien…
Adam: Sé que esto es una mierda, pero no te vengas abajo.
Irene: ¿Sabes lo que es tener el corazón partido en millones de pedacitos? –Dije con los ojos rotos de dolor.
Adam: Me lo puedo imaginar, pero me da a mi, que no estás asi solo por lo de papa.
Irene: Pues no…
Adam: ¿Un chico?
Le miré incrédula.
Irene: Si sólo fuera un simple chico…
Adam: ¿Afellay? –Dijo sorprendido.
Irene: Sí.
Adam: ¿Habeis salido juntos?
Irene: Si…
Adam: Se veía venir, no se de que me sorprendo.
Irene: Me ha engañado con una amiga. –Le abracé.
Adam: ¿Qué que?
Irene: Llegue a su casa, y vi a una amiga mia en su casa semidesnuda…
Adam: Pero…
Irene le cortó.
Irene: Él para mi es mi vida, y ver como todos mis sueños se rompen en mil pedazos duele muchísimo, tanto que siento que me muero. Tú mejor que nadie sabes, las noches enteras que me he tirado llorando por él, y ahora una vez que lo tengo, se va. Otra vez Adam, se va otra vez. Y esta es definitiva, y es que encima no tengo fuerzas para nada, ni siquiera para poder vivir, y ahora pasa lo de papa, y entonces es cuando sé que nada me va hacer volver a lo de antes…
Se seco las lágrimas, e intento sonreír.
Adam: Detrás de esa sonrisa se esconde todo el sufrimiento que pueda tener un ser humano.
Irene: Gracias por todo, en serio.
Adam: Los hermanos están para eso…
Irene: te quiero –Le abrazó.
Adam: Y yo a ti. ¿Volvemos a casa?
Irene: Sí, porque tengo muchísimo frio.
Adam: Toma –Le dio la chaqueta.

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